PRÓLOGO.
—Shh…
no digas nada —dijo él mientras tocaba las piernas de aquella adolescente —no
sabes cómo te he deseado desde hace tiempo.
—No
me haga nada —suplicaba ella al borde de las lágrimas.
—No
te portes mal y verás que no te dolerá.
Ella
se sentía perdida, en la casa sólo estaban los dos, él y ella, el nombre de
ella es Evangeline, Jung Evangeline, edad 13 años es la segunda hija de la
familia y él es Mike, edad 40 años ¿qué es de la familia? Un intruso, si eso lo
es para Evangeline y su hermana Keyra pero para su madre es su segundo gran
amor después del padre de las hermanas Jung.
—Por
favor no —vuelve a suplicar ella.
—Shhh…
ya te dije que no hagas nada y seas una niña buena y no te dolerá, sólo se
obediente y has lo que yo te digo.
Las
lágrimas se desbordaban por los ojos de ella, ese día había salido más temprano de la escuela y como
no tenía más que una amiga volvió a casa ya que su amiga no asistió a clases
pero no pensó que se encontraría con su padrastro en casa, ella entró en la casa, él estaba en el sofá viendo la
televisión, ojalá sólo hubiera estado viendo la televisión en cualquier
programa pero no, él se encontraba viendo una película porno y junto con ella
él se estaba masturbando y para la mala suerte de Evangeline y buena de él
quizás, acababa de llegar la chiquilla a la que había deseado desde que la vio por primera vez, pues las
hermanas Jung son muy hermosas.
—Lo-Lo
siento —masculla Evangeline al darse cuenta de lo que hacía su padrastro y
corrió a su habitación después de notarlo, ella le temía pues desde hace unos
meses atrás notó las miradas extrañas de él.
Ella
buscaba su ropa cuando sintió que la giraron con brusquedad, el temor la
invadió, estaba frente a ella el hombre de la sala, y podía notar el deseo en
sus ojos, retrocedió y luego intentó correr pero él la tomó por la fuerza y la
lanzó en la cama posándose sobre ella.
—Aux…
—intentó pedir ayuda pero él puso una navaja en su costado izquierdo.
—Shh…
no digas nada, no sabes cómo te he deseado desde hace tiempo.
—No
me haga nada.
—No
te portes mal y verás que no te dolerá.
—Por
favor no —vuelve a suplicar Evangeline.
—Shhh…
ya te dije que no hagas nada y seas una niña buena y no te dolerá, sólo se
obediente y has lo que yo te digo.
Evangeline
no tenía opción más que obedecer sino quería morir y ciertamente ella no quería
hacerlo, pues tenía un sueño, ser diseñadora, si moría no lo cumpliría, ella sólo
se quedó helada no podía creer que estaba por saciar el deseo de su padrastro a
cambio de su vida ¿Y después de eso podría seguir viviendo en paz?
Sintió
los besos de él en su cuello y como su mano empezaba a abrir su blusa del
uniforme, ahora si estaba perdida o eso creyó, cuando escucho la puerta de la
casa abrirse y la voz de su hermana Keyra.
—¿Evangeline
ya llegaste? Es una suerte salir temprano el día de hoy ¿no crees? —se
escuchaba como gritaba su hermana Keyra para que Evangeline pudiese oírla.
Evangeline
no sabía si pedirle ayuda o no, y si Mike la lastimaba por pedir ayuda a Keyra,
lo pensó por un momento antes de hacer algo, no le importaba si Mike intentaba
matarla ahora, no quería que él destruyera su vida.
—¡Keyra
ayúdame! —Gritó y seguido de su grito sintió la navaja entrar en su costado
izquierdo provocando que gritara de dolor, y sintió como el peso de Mike se
quitaba de su cuerpo.
—Te
lo dije —le comentó él.
—¿Evangeline
qué te pasa…? —Entró Keyra corriendo cuando la vio a su hermana pequeña sangrar
y la mano de su padrastro con sangre, Keyra ignoró a su padrastro y ayudó a Evangeline
a levantarse para llevarla a un hospital.
En
el hospital mintieron acerca de la situación en como le sucedió eso a Evangeline,
la mamá de ellas era feliz con él y no querían lastimarla, pero Keyra ya
conocía la verdad y no dejaría a su pequeña hermana nunca sola y mucho menos
con ese depravado.
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