Anthea.
Lo conozco desde que era niña
con tan sólo seis años de edad, cuando su familia vino a vivir junto a la mía,
recuerdo aquella tarde, mis padres fueron a ayudar a los suyos con la mudanza,
yo no a mi obedecí a mi mamá y me quedé en la casa jugando con mi muñeca nueva,
sólo los observaba desde las escalinatas de la puerta, hasta que mi hermano
Diego que es cinco años mayor a mí, me quitó la muñeca y se fue corriendo hacia
a donde estaba la mudanza, odiaba que haga eso porque siempre terminaba
destruyéndolas, corrí atrás de él
chocando con un niño que jugaba con su avión, aquel avión era tan delicado que
al chocar se rompió la cola del avión, me sentí mal y culpable por lo que acababa de pasar y empecé a
llorar, aquel niño sólo lo recogió y luego se acercó a mí.
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